| 
        Santiago 
        Risso       
        
        ESTALACTITA 
          
        Yo 
        soy el convidado de piedra 
        
        una estalactita desprendida 
        
        solitaria 
        
        navegando en la corriente submarina 
        de 
        una cueva diminuta 
        
        fulgurante como un iceberg 
        
        fría como tu desprecio intolerable 
        mi 
        corazón es duro como la roca 
        
        pero basta una certera gota de agua 
        
        para quebrarme 
        
        provocando un infarto 
        
        que es oído 
        en 
        todo el recorrido de la sangre 
        
        como una estalactita desprendida 
        
        navegando sola 
        
        terriblemente solitaria 
        
        como tus ojos clausurados a mi rostro 
          
          
        
          
        
        LA SOLEDAD 
          
        La 
        soledad es el estrépito de la ola 
        
        contra la orilla de la playa 
        
        viene y va 
        en 
        un vaivén incansable, 
        
        soledad se cultiva en soledad 
        
        crece cual hierba 
        
        hasta hacerse bosque indescifrable, 
        la 
        soledad es arena movediza 
        
        que me arrastra a lo profundo 
        un 
        eslabón interminable 
        
        con el peso de la vida 
          
        La 
        soledad es conocer tu nombre 
        y 
        no poderlo pronunciar 
        
        estar aquí, allá como un dios 
        
        que crea y está solo 
        un 
        cangrejo en la playa 
        
        camina marcha atrás 
        
        
          
        
        
          
        
        EL MAR... 
          
        El 
        mar 
        
        ropaje encendido 
        
        fulgor de ondas 
        
        llamaradas en el  
        
        horizonte 
        
        sigilosamente 
        el 
        estío 
        
        poniente en mi 
        
        frente 
        el 
        sol es un 
        
        lagarto 
        
        que derrama 
        
        sus mañanas 
        
        despanzándose 
        
        frente a la luz 
        
        del tamiz 
        
        ondeado en quietud 
        
        danzando al viento 
        
        Mis ojos han  
        
        caído  
        
        para siempre 
        en 
        el mar   |