Tulancingo cultural

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Tulancingo, Hidalgo, México

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20 Mar. 06

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3er Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra, Gto. - Un nutrido grupo de tulancinguenses asistirá... -

Salvatierra reúne a más de 80 escritores - El encuentro - JÓVENES, LITERATURA Y CONTRACULTURA EN MÉXICO

Homenaje a José Agustín - La presencia de los artistas tulancinguenses - Autoentrevista de José Agustín por Vida con mi viuda

6ª Entrega:

Luz Angélica Colín

Ma.  Encarnación Ríos

Pío Sotomayor

Cristina de la Concha

Violeta Rivera

Omar Roldán

Santiago Risso

Maki España

 

27 de marzo:

Ricardo Luqueño

Isis Bobadilla

Abril Medina

Jaime Loredo

Gustavo Adolfo Hernández Merino

José Francisco Ruiz Hernández

Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán

Isabel Medrano

Moisés Elías Fuentes

Javier Malagón

Leticia Cortés

Rafael Salmones

 

20 de marzo, 2006:

Arcel Muñoz

Lucina Kathman

Iván Trejo

Berónica Palacios

Aniceto Balcázar

Jonathan Solórzano

Jesús Cervantes

José H. Velázquez

Francisco Moreno

José Antonio Aranda

Emma Rueda

Dora Moro

Yuly Castro

 

Los asistentes al encuentro

Tercera entrega:

Leticia Herrera Álvarez

Elisena Ménez

Queta Navagómez

Patricia Matapoemas

Enrique Dávila Diez

Fanny Enrigue

Marco ísgar

Pterocles Arenarius

 

 

 

 

Visite las páginas web

Café Querétaro

Palabras Malditas

 

 

 

 

 

   

 

Jonathan Solórzano

 

El destino es el deseo

 

Everybody knows you've been discreet
But there were so many people you just had to meet
Without your clothes
And everybody knows

Leonard Cohen

 

Esta tarde Mónica está tan sumergida en sus pensamientos como para darse cuenta de las miradas lascivas de los hombres que tanto suelen irritarla. El vagón del metro está a tope y en el aire se respira sudor, humedad y perfume barato. El hombre que viaja sentado frente a ella aparta la vista del periódico deportivo que lee para mirarle las piernas. Mónica detesta usar faldas cortas y zapatos altos. Evita vestirse de ese modo dentro de lo posible, aunque hay veces en que debe resignarse a usar los incómodos tacones y las medias para presentarse a eventos de la empresa dónde trabaja. Curiosamente hoy no tenía compromiso alguno y al despertar esta mañana eligió un conjunto que pocas veces usaba. Al mirarse al espejo le gustó la imagen que proyectaba: una mujer joven, segura de sí misma, atractiva y profesional.

Mientras el vagón se hunde en un túnel que a ratos parece infinito Mónica permanece ajena al hombre que devora su cuerpo con la mirada, ella observa su reflejo en el cristal empañado de la ventana. Piensa en la ropa interior que lleva puesta. No es nada del otro mundo, usa pantis negras, quizá más pequeñas de las que acostumbra. Sin embargo es la primera vez que usa el color negro. Ella, desde niña, las ha usado blancas. Se pregunta si hace un par de semanas al escogerlas en una tienda departamental se tendió una trampa con algo tan insignificante como comprar su ropa intima de un color que nunca antes había usado. También se pregunta qué fue lo que la hizo estrenarlas hoy. La idea en general le causa gracia y algo de inquietud, más que casualidades parecería que durante las últimas semanas el destino había iniciado un plan cuyo objetivo estaba encaminado a los sucesos de hoy.

Mónica mira su reloj, lleva diez minutos de retraso pero no parece importarle demasiado. Se acaricia suavemente la mejilla izquierda con los dedos, justo donde hace quince minutos recibió el beso de despedida de Gabriel. ¿Piensas ir a la fiesta el sábado? Preguntó después de recibir el beso, su amigo la miró y en su cara se dibujó la sonrisa de niño tonto que tanto le gustaba a ella. Bien, hasta entonces, y Mónica entró a la estación del metro justo antes de que comenzara a llover.

Elegir este día para vestirse más provocativa que de costumbre bien pudo ser una casualidad, sin embargo el hecho de que su jefe estuviera de tan buen humor como para darles la tarde libre, como sucedió, era algo más que improbable. Pero el destino quiso que justo antes de que Mónica saliera de la oficina sonara el teléfono.

Su mejilla está caliente, tiene que morderse un labio para no sonreír como tonta. De pronto se siente feliz. Piensa en Gabriel y una mezcla de orgullo y excitación colorean sus mejillas. Algunos meses atrás durante una fiesta comenzó el coqueteo mutuo y discreto, bastó una breve conversación para que Mónica tomara cierto interés en él a pesar de ser unos años más joven que ella. Después vinieron encuentros casuales durante más fiestas o reuniones en los que no perdían oportunidad para acercarse y conversar, jugarse bromas y bailar. Más que nada bailar. Ahora que viaja en metro rumbo a una cita piensa que el deseo comenzó en cuanto bailó con él y se dejó llevar por el modo en que la hacía girar y la tomaba de la cintura. Estar con él le recordaba a la chica libre y despreocupada que era hace pocos años, cuando una mirada, un beso de despedida o una caricia accidental cargaban de tensión sexual su cuerpo. Desde entonces Gabriel se le había metido en la cabeza y esperaba ansiosa el momento de verlo nuevamente, de seguir complicando el juego secreto que habían iniciado aquella primera noche en que bailaron.

El metro frena inesperadamente a mitad del túnel y Mónica tiene que separar un poco las piernas para mantener el equilibrio. El punto final del destino resultó ser una invitación al cine. Gabriel le llamó a la oficina y con la tarde libre no había nada que le impidiera salir con él. Cuando el metro se pone en marcha nuevamente la toma desprevenida y apenas tiene tiempo para sujetarse al tubo, tiene que acercar más el cuerpo al hombre del periódico que no pierde la oportunidad de admirarla. El tipo se acomoda el pene por encima del pantalón instintivamente cuando inhala el perfume de Mónica. Él, como tantos otros viajeros del metro, no pierde la oportunidad de observar los cuerpos de las chicas jóvenes. La mayoría se masturba mentalmente con ellas, se imaginan lo que sería tenerlas en la cama. Otros aprovechan el gentío para rozar con los dedos un muslo o unas nalgas. Las miran a todas como si fueran putas inaccesibles. Mónica no es una puta, pero tampoco es inaccesible. Es una mujer que esta aprendiendo un juego secreto. Cuando lo que se desea va en contra de las reglas morales, se le desea aún más. Y cuando el deseo rebasa los límites sólo queda someterse ante él. El deseo lubricaba su entrada y fue lo que la hizo aceptar la invitación de ir a un hotel en vez de ir al cine como estaba planeado para esa tarde. Gabriel lo había dicho en tono de broma y no pudo disimular su nerviosismo cuando Mónica se tomó en serio su invitación. Una vez en el cuarto ella jugó el papel dominante. Lo desvistió totalmente y comenzó a masturbarlo suavemente con la mano mientras lo besaba. Cuando Gabriel intentó desabotonarle la blusa ella lo detuvo, le tomó la mano y la guió a su entrepierna por debajo de la falda para sentir los dedos de su amante acariciarla por encima de sus panties nuevas. Le pidió que se lo hiciera sin quitarle la ropa. Los dedos de Gabriel estiraron el elástico de las panties al tiempo que se acomodaba entre sus piernas. Ella enredó los dedos en el cabello de él y pudo ver en sus ojos la mirada de un niño impaciente y nervioso. Poco a poco fue ella quien le dio seguridad enseñándole cómo le gustaba ser tocada. Se sorprendió al escucharse decir palabras que nunca antes había pronunciado para otros hombres, palabras amorosas y vulgares que aumentaban el deseo y confusión de Gabriel que comenzaba a penetrarla con fuerza. Mónica desearía poder llevarse la mano entre los muslos para acariciarse la vulva húmeda justo ahora.

Cuando el tipo del metro levanta la mirada se sorprende al encontrarse con los ojos de Mónica. ¿Parezco una golfa? Le pregunta mentalmente al extraño. El hombre por toda respuesta baja rápidamente la mirada al periódico. Las puerta se abren y ella se dirige a la salida, tiene unas ganas tremendas de reír.

La lluvia dejó las calles mojadas, pero ella esta seca. Respira profundamente y atraviesa con paso seguro el parque, le gusta el sonido de los tacones golpeando el piso. Cuando está a punto de llegar a la cafetería un pensamiento hace que casi se detenga. Siente la entrepierna húmeda todavía y se pregunta si sus jugos y el semen de Gabriel habrán manchado sus pantis nuevas. Piensa en el olor impregnado en su ropa. Finalmente retoma el paso y entra al café. Ya se le ocurrirá algún pretexto, aunque hay otra posibilidad que la hace sonreír y morderse el labio justo cuando encuentra con la mirada a un hombre sentado en una mesa cercana. Él no la ve llegar, esta ocupado escribiendo algo en una libreta. Mónica le toca el hombro y el hombre se vuelve a mirarla, ella se inclina para besarlo suavemente en los labios. Deja su bolso en la mesa y se sienta junto a él.

-Llegas tarde -dice él mirándola con una sonrisa.
-Ya sabes cómo se pone el metro cuando llueve, ¿qué escribes?
-La lista de invitados para la fiesta del sábado.
-Déjame ver -dice Mónica y se acerca a mirar la libreta. El primer nombre en la lista es el de Gabriel.

 

 

 

       

 

Aniceto Balcázar

 

OTRO MAR

 

La arena pinta los nombres perdidos

Sus caballos flotan en la superficie       

en tantos puertos inalcanzables.

 

Se irán al mar del olvido

en la madre etérea de los lagos

antes, mucho antes del embrión.

 

Será la concepción de los líquidos

proteína de aquella Naturaleza sabia

fusión de voluntades  irreverentes

juntos

crean  y olvidan

buscan eternamente otro mar.

 

 

HIMNO DE SOL

 

Cuando pasen estos tiempos :

Escribiré la historia de un mundo difícil

todo a través de un balón de voli

de las manos de Dios

dolorosos rayos incrustados en el rostro

en plenas rayas de salvación.     

Las penas se pasearán de un lado a otro

Reconocerán el hastío

El silencio y la soledad de las oraciones

Sin pena

Ni Gloria

En salones agrietados por su mano.    

 

              

Ala Mar

A LA  MAR

(Personal)

 

Polizón  errante

 

      1

Mis ojos se agrandan como dos círculos de agua,

frente a esta admiración del océano

irradiante y pacífica del poder y la vista

 

Abarcamos submundos externos y profundos, 

sale agua y ruído por todas partes

cuando el sol seca

la sal de los ojos

y piernas.

¿existiría  tanta alegría desde tiempos de los egipcios?

Las caras vidriosas lo atestiguan en la reja de los hoteles.

 

El agua conjuga evolución de párpados y mares,

tanteo del dolor despegado

origen cristalino

presencia de una cara lavada

mar interno de penas alcanzadas

en un libro de alturas dramáticas

¿nuestra sed de calma será colmada ¿?

 

Hablará la circular manera de mirar el horizonte

Ante el espectáculo leve de fiestas y oleajes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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