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			Cristina de la Concha aquí con un clic   |  |  |  |  | 4 de mayo, 2018 
	
	Cristina de la Concha     De 
	las benditas anécdotas  
	Un ser animal se cruzó por mi camino en este periplo de 
	ya poco más de trece meses.   
	
	El felino acompañante 
	  
	Se trata de un gato negro que 
	no se atravesó sino que se emparejó a andar conmigo en la acera de una calle 
	de Montreal. Yo iba por allí, él dormitaba sobre el tapete de la puerta de 
	una casa, con el cuerpo extendido a todo lo largo como rey de la Amazonía. 
	Enderezó la cabeza a mirarme cuando yo apenas me aproximaba a un par de 
	metros. Al pasar frente a él, se levantó como dueño del tiempo, se 
	desperezó, estiró las patas traseras y las delanteras. Me vio y pareció 
	pensar. Yo continuaba. Brincó cerca de mí, yo proseguí aunque ahora a un 
	lado de la banqueta para darle espacio a él que se había echado a andar a mi 
	costado. De una puerta vecina salieron unas niñas, una le señalaba a la otra 
	con la mano la escena del gato negro que a la par de mis pies se contoneaba, 
	la otra, más adentro se apresuró a asomarse con expresión de asombro pero a 
	la distancia a la que se encontraban el oído no distinguió lo que decían.
	 
	Al felino le pregunté qué 
	hacía, él movía las orejas, escuchándome. “¿A dónde vas? ¿me estás 
	acompañando?” Me detuve y él se tiró en el piso para que lo acariciara. “Ah, 
	esto quieres”. Él ronroneaba. Le rasqué la panza, debajo del 
	ancho collar 
	que portaba y  en  la cabeza. Luego de unos minutos , “ya tienes que volver, 
	¿eh?, ya estás muy lejos de tu casa”. Me puse en pie y retomé la vereda. Él  
	hizo lo mismo y junto a mí se fue un tramo más batiendo las orejas como si 
	oyera mis pensamientos.   
	Edificios adelante, casi al 
	llegar a la esquina, mi acompañante decidió regresar. Era una de esas 
	cuadras larguísimas de esas manzanas montrealenses rectangulares a las que 
	no se les ve el final, y que él avanzó conmigo durante un buen trayecto.
	 
	Quise pasar de nuevo por ahí 
	para verlo pero ya nunca encontré esa calle, extrañamente. 
	 
	Para 
	estos tiempos de exilios, de amenaza social y miedos provocados 
	y encumbrados, qué
	gusto 
	recordarlo.           
		
		cristinadelaconcha@hotmail.comhttps://www.facebook.com/cristina.delaconchaortiz 
		
		 
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