Cómo disfrutar de tus soles 
				
				
				
				cuarteados sobre el cemento
				
				
				como hacen aquellos
				
				
				en el regodeo de sus ganancias
				
				
				a priori vislumbrantes
				
				
				Y disfrutar de tus voces desoídas
				
				
				como aquellos en su inmutable
				
				
				mutismo de ciegos de alma
				
				
				Cómo no disfrutar 
				
				
				de ti, la amadísima, 
				
				
				ya lo dijera el poeta,
				
				
				esas calles de árboles desdibujados
				
				
				aun cuando sólo nos dejen
				
				
				cascajo para el olvido,
				
				
				de tus soles tras los pilares de concreto
				
				
				al pesar
				
				
				Tus soles que se asoman 
				
				
				
				tímidos las más veces 
				
				
				
				o de alegría brillantes
				
				
				y tus lunas tristes
				
				
				deslucidas tras la espesura del smog
				
				
				Cómo no disfrutarte así
				
				
				así como así, nomás
				
				
				en tus amaneceres
				
				
				y crepúsculos
				
				
				belleza que 
				acusan 
				
				
				hija de la contaminación
				
				
				y no de tu natura 
				
				
				pero cuánto de mirar hay 
				
				
				
				en ellos para todos los tiempos 
				
				
				
				que la polución no podría simular
				
				
				y puedo caminar en la amadísima
				
				
				en sus calles rotas
				
				
				por el reclamo de la tierra
				
				
				por la insaciable corrupción
				
				
				y entristecer ante mediocres paredes
				
				
				de un avaro, de un mentecato
				
				
				que infla sus bolsillos
				
				
				de monedas 
				
				
				que sólo en aire quedarán
				
				
				tras el llamado de sus muertes
				
				
				y sus muertos
				
				
				por encima de todo ello
				
				
				A caminar
				
				
				y te disfruto
				
				
				ajena toda tú, amadísima,
				
				
				indiferente a los maltratos
				
				
				porque te yergues orgullosa
				
				
				y sigues orgullosa
				
				
				y vas digna y muy digna
				
				
				y estás digna
				
				
				porque ese reclamo
				
				
				que te sacudió de oscuridad
				
				
				te la sacudió
				
				
				y estás digna cual sólo tú
				
				
				con tu grandeza
				
				
				sin importarte lo que se mal diga
				
				
				y te disfruto así
				
				
				con tus hombres y tus mujeres
				
				
				como son, indiferentes
				
				
				y solidarios
				
				
				respetuosos y del mal ajeno
				
				
				solidarios
				
				
				y te quiero así
				
				
				aunque con vigas y lozas
				
				
				y placas de concreto que luego
				
				
				se desperdigan
				
				
				y se rompen y rompen
				
				
				y a las manos 
				de tu gente
				
				
				que te levanta en pedazos
				
				
				y a pedazos
				
				
				o en piezas que arman
				
				
				y en piezas se unen
				
				
				una a una, una por una
				
				
				cada roca, cada trozo
				
				
				cada mano 
				
				
				y de mano en mano
				
				
				que van en cadena
				
				
				amadísima, cuánto orgullo
				
				
				ostento de ti
				
				
				cuánto de tu gente
				
				
				cuánto orgullo
				
				
				encima de los árboles
				
				
				talados
				
				
				encima de los lagos
				
				
				secados
				
				
				encima de las flores
				
				
				marchitas y las flores
				
				
				no nacidas
				
				
				no obstante
				
				
				porque sus semillas quedan
				
				
				sólo duermen
				
				
				en el regazo de tu suelo
				
				
				eres la amada, la amadísima,
				
				
				ya lo dijera el poeta,
				
				
				en tus laberintos
				
				
				que llevan a lo desconocido
				
				
				y entre desconocidos
				
				
				el paso nos das 
				
				
				y aclaras las veredas
				
				
				y entre desconocidos
				
				
				...
				la solidaridad
				 
				
				
				eres la amadísima