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23.Feb.16.

 
     
 

EL ANTIGUO CALENDARIO MEXICANO

Por Gloria Valencia Vargas

 

 

No obstante los prejuicios de los europeos, quienes afirmaron que los pueblos que habitaban este continente, llamado América, eran gente salvaje y bárbara, el conocimiento que tuvieron las antiguas culturas mesoamericanas sobre las matemáticas y la astronomía fue muy amplio. La ignorancia y superstición de los conquistadores provocó que estos se dedicaran a saquear, a destruir los códices que contenían el conocimiento de los pueblos nativos. Hubo, sin embargo, hombres sabios venidos de España, entre ellos el Padre Sahagún, el Dr. Sgüenza y Góngora, Bouturini, Fray Toribio de Benavente Motolinia y otros eminentes estudiosos quienes reconocieron y supieron captar el enorme conocimiento y sabiduría de estos pueblos.

El Calendario o la cuenta del tiempo maravillaron a los cronistas y frailes europeos.

“Es ciertamente admirable en el Calendario Mexicano el uso de símbolos y de los periodos de los años, los meses y los días por lo que respecta a los periodos me parece que el de cinco días podría decirse su semana civil, y el de trece, su semana religiosa. Igualmente el periodo de veinte días habrá sido su mes civil; el de veintiséis días, el mes religioso, y el de treinta, el lunar o astronómico. En el siglo puede creerse que el periodo de cuatro años fuese el civil y el de trece, el religioso. Con la multiplicación de estos dos periodos tenían su siglo de 52 años, y con la duplicación del siglo tenían su edad de 104 años. En estos periodos se descubre un arte no menos maravilloso que el de nuestros ciclos e indicciones.

El periodo de cuatro semanas se contenía perfectamente en el mes civil y en el astronómico; éste tenía seis y cuatro, y el año contenía 73 semanas completas; en lo cual nuestro método no es tan bueno como el mexicano” (Francisco Javier Clavijero).

Boturini al respecto menciona que:

“Era el Calendario Mexicano de cuatro especies; esto es, natural para la agricultura, cronológico, para la historia, ritual para las fiestas y astronómico para el curso de los astros y el año era lunisolar”.

Casi dos siglos antes, el Padre Fray Bernardino de Sahagún redactó sobre el tema:

“La mayor cuenta de tiempo que contaban era hasta ciento cuatro años y a esta cuenta llamaban un siglo; y a la mitad de esta cuenta que son cincuenta y dos años, llamaban una gavillo de años. Este tiempo de años traíanlo de antiguo contados; no se sabe cuándo comenzó, pero tenían por muy averiguado y como de fe que el mundo se había de acabar en el fin de una suma de estas gavillas de años”.

En el siglo XX, el Profesor Krickenberg, uno de los más profundos conocedores de las antiguas culturas de México señala:

“El antiguo Calendario de los mexicanos se basaba no sólo en las observaciones astronómicas; en su creación tomó parte, en medida por lo menos igual, el simbolismo de los números. Ya hemos mencionado repetidas veces cuán notable era el papel de los números en la vida social y espiritual de los pueblos nahuas. Era de buena suerte el dos porque simbolizaba las polaridades cósmicas.”

“Cada uno de los 20 días de un tonalpohualli tenía un nombre propio... solía designar un animal, una planta, un objeto, un fenómeno natural o un concepto abstracto.”

Entre los grandes monolitos de factura mexica descubiertos bajo la plaza mayor de México, a finales del siglo XVIII, se encontraba la gran escultura conocida como la piedra del sol que fue empotrada en una torre de la Catedral para que el público pudiera admirarla. En este lugar permaneció casi un siglo hasta que se le trasladó al museo de la calle de Moneda (Tomado de la revista de Arqueología Mexicana No. 24).

Sus comentarios serán bien recibidos y tomados en cuenta si los envía a: lolvalart@hotmail.com.

  

 
     
     
     

 

 

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