Mensaje al Obispo Juan María Agurto de Ancud

 
San Juan Diego llega hoy a Ancud, Chiloé, representado en una efigie de cerámica, ocupará un lugar en la Catedral de este bello lugar del Cono Sur, esfuerzo que se le debe al indígena chilote Gérak Millalonco, con motivo del Primer Congreso de Literatura en el Archipiélago por la Identidad de los Pueblos y la Paz de cuya organización estuviera a cargo, el pasado mes de febrero, y que le celebro en su lucha por la igualdad para los pueblos originarios.

Es la primera vez que se observa un Congreso literario con un "patrono", un santo, pues la literatura se ha considerado menester sólo de académicos, de intelectuales en lo que no hay cabida, de ninguna manera, a religiones ni creencias sin bases, y en la que, por supuesto, se le ha cerrado el paso en algunos círculos, a la literatura indígena por ser oral, por no haber sido creada en su mayoría originalmente por escrito entre etnias que carecían de la escritura.

Tampoco se había hecho antes un congreso con esta quíntuple combinación: literatura, santos, indígenas, ecología y paz, lo que en muchos provocó desconcierto.

Y me parece una valentía del indígena Gérak haberse lanzado a esta aventura con la que nos está hablando de igualdad, con la que nos está mostrando que los valores son humanitarios y no de academia o religiones, sino simplemente humanitarios: todos somos iguales y que la literatura es un afable, armonioso, acariciante medio de salvación, pero no de salvación para ir al reino de los cielos o para el perdón de nuestros pecados, sino para alcanzar en la Tierra los cielos reivindicándonos como parte de ella, como seres humanos con nuestras distintas creencias y religiones, nuestras diferentes etnias, salvándola a ella, la Madre Tierra, de los actos cometidos en su contra, connotando que la paz debe ser unívoca.

Y es gratificante y un aliciente ver la apertura de la Iglesia a actividades de esta índole en estos tiempos en que la discordia del neoliberalismo golpea a nuestra Latinoamérica.

A nuestro mexicano Juan Diego le tocó ser "patrono" de este Congreso por la Identidad de los Pueblos y la Paz, por ser el “primer indio” santo, lo que me honra como mexicana, como promotora de mi cultura, como activista a favor del movimiento indígena que más allá de la religión ve en Juan Diego Cuauhtlatoatzin un ser de luz que concibió una forma de concordia entre dos culturas, la que llegó y la autóctona, en el caos de la época, ante la masacre, la humillación y el dolor de su pueblo, ante lo irremediable, en un intento de mejorar sus vidas. Cuauhtlatoatzin es "el águila que habla" en lengua náhuatl, el águila que alzó el vuelo y vislumbró, para, entonces, hablar de asumir el sincretismo y vivir en paz.

Y me siento privilegiada como presidente de la Unión Latinoamericana de Escritores ULatE y de Culturalcingo y como miembro del Movimiento Indígena Nacional (México), haber sido el medio para que esta representación de México y sus etnias llegara a este Congreso por la Identidad de los Pueblos y la Paz, pero, sobre todo, me honra ser, junto con Gérak Millalonco, quien aporte a la Catedral de Ancud, la imagen de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin.

Gracias

Cristina de la Concha