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Tulancingo, Hidalgo, México

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El padre de Wenceslao Angulo.

 

 

 

12.Ene.12

 
     
 

Llegó un sobre a la Santa Clara. El destinatario: Wenceslao Angulo, un personaje en Tulancingo

Nos cuenta sobre Wenci Angulo Hijo

y de Bernarda Angulo, la Campeona de 97 años 

 
     
 

Llegó un sobre a la Santa Clara de Tulancingo. Los sellos indicaban el país ibérico. El destinatario: Wenceslao Angulo, ya un personaje en la localidad que se instala en la cafetería acompañado de sus “contertulios” cada mañana a tomar café. Wences, que antaño tenía, en el local de junto, “La Gran Fonda” donde acudían los adolescentes de la época y Julio Torri-C. –no adolescente– en tardes de vacaciones y fines de semana, atendía el lugar con sus hijos y su familia con buena comida y gran humor, muy propio de la familia Angulo en el que juega la ironía y la pulla y se difuminan la verdad y la mentira con modulaciones satíricas de voz que son muy disfrutantes, lo que ha hecho legendarios a sus miembros.

 
     
 

Bernarda Angulo, la Campeona de 97 años

 
     
     
   

No obstante ese maravilloso sentido del humor, su hijo Wenci optó por la milicia, quizás con ese humor irónico o tal vez sólo porque lo posee, y, estadounidense de nacimiento, formó parte de uno de los escuadrones que partieran a Irak, sin dejar de causar preocupación en su padre, quien, sin embargo, guasón, le dijo: “cuando veas que disparan, te agachas”, nos cuenta él mismo.

 
     
   
   
   
   

 
 

Wenci Angulo Hijo

 
     
   

 

 
 

Wenci con su esposa y dos de sus hijos:

   
   
   
   
   
   
     
 
                         
                         
 
 

 

 

En 2009 llegó el sobre y ahora tuvimos la oportunidad de conversar con Wences, de que nos mostrara la carta y nos relatara la anécdota, además de permitirnos hurgar en sus fotos de familia, ahí, en una mesa de la Santa Clara, en el Jardín La Floresta. El sobre llegó como muchos otros ante la asiduidad de los “contertulios”; el remitente: Bernarda Angulo; el contenido: una carta y los recortes de una revista. “La CAMPEONA de 97 años”, Bernarda, encontró a nuestro personaje a través de la internet y decidió escribirle. “Tal vez nunca escuchaste de mi existencia, la distancia, las familias emigradas y otros detalles alejan a los parientes dispersándolos por el mundo”, se lee, y le refiere cómo dedica su tiempo a la natación, en la Gran Canaria en ese noviembre.

 
   
   
     
 

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Wenci, con su esposa y sus hijos.

 

 

 

 

 

A Wenci lo vi por última vez cuando era estudiante en la ciudad de Pachuca, lo encontré cuando conducía mi auto hacia la ciudad de México y él pedía aventón en el crucero de la carretera de Tulancingo rumbo a la capital hidalguense. Me detuve y charlamos todo el camino hasta la universidad donde lo dejé. Lo recuerdo a sus siete años con su gorro de chef anaranjado en La Gran Fonda atendiendo comensales, despertando simpatías, lo que no dudo continuará haciendo, y quién hubiera imaginado a dónde llegaría.

 

 
 

Sobre la mesa, Wences extendió sus cartas y postales, las fotos de sus hijos que guarda cuidadosamente en un portafolios con protectores de plástico y que fue extrayendo una a una, ante esta cámara inquisitiva, riendo orgulloso.

 

 
     

 

Por Cristina de la Concha

                 
                 
                 

 
                         
                         
 
     

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