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2.Dic.13

 
     
 
    La  caligrafía juega con la historia encerrando y provocándonos, Luis Alberto Ambroggio

 

Amor y perfección por Pterocles Arenarius

 

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Desde Brandsen, Bs As, Argentina

 
 

Del Cuento Caligráfico, por el poeta Óscar Rico

 
     
 

 

Siempre jugué con la idea de dibujar cada letra de lo que voy escribiendo, más aun cuando entre renglón y renglón la idea va surgiendo a cuentagotas, dándome ese tiempo de redondear y agregar arabescos para hallar la palabra justa. No ha surgido jamás, justo es decirlo, un estilo muy definido, ni un acercamiento a las técnicas caligráficas más conocidas, en parte porque esa no era la intención y por sobre todo por mi desconocimiento de las técnicas que se utilizan.

Alguna que otra vez al inicio de un capítulo ramificaba literalmente los bordes exteriores de la inicial para destacar ese comienzo del resto del texto y sinceramente, lo hacía más para que la imagen quedara en mis primeros bocetos (borradores) que con la intención de llevarlos alguna vez al trabajo definitivo.

Cuando ya estaba convencido de que era una linda locura mía que no confesaría a nadie, llegó a mis manos “CUENTO CALIGRÁFICO”, el delicado y magistral libro de quien luego se convertiría en una de mis más admiradas escritoras, la querida mexicana MARIA CRISTINA DE LA CONCHA ORTIZ, a quien de visita a la Argentina pude conocer y con quien pude mantener ricas conversaciones en torno a la literatura, el arte en general y otras cuestiones que hacen a la noble tarea del escritor de ser la voz y la palabra de quienes saben lo que quieren decir y carecen de las herramientas para hacerlo. Cuando su libro llegó a mis manos y pude leerlo me imaginé un juego de palabras que hoy quiero hacer públicas.

“En un comienzo fue la idea, el misterio, la búsqueda; intentos desesperados de contar algo sin saber a quién, la piedra silenciosa y la herramienta inquieta. Los rústicos papiros y las proféticas manos que temblaban. Luego la paciencia de su trazo suave contempló el inicio de lo rudimentario y en silencio vio pasar moldes y estilos vertiginosamente. Y los plumines herederos de las velas que se consumían lentamente en horas de la madrugada, amigos del tiempo que vale cada segundo en la prolijidad y el estilo, siguieron su tarea silenciosos como los granos de arena de un antiguo reloj al que siempre alguien volteaba una y otra vez.

Y pasaron los días, los años y los siglos, y los oscuros nubarrones de la modernidad que ansiaban negar la luz a lo heredado del pasado brillante, aun sin poder cumplir con su objetivo, dieron batalla al llanto oscuro de los tinteros y el papel ornamentado.

Y la tinta fue la lluvia oscura y pesada que todo lo cubrió; y los plumines fueron lanzas arrojadas por manos de pulsos firmes; y los delicados papeles, dispuestos a arder si era necesario, envolvieron todo en blancos absolutos; y los renglones fueron rejas que atraparon las malas intenciones y supieron separar la paja del trigo. Pequeñas manos entintadas se sumaron para hacer del futuro una promesa y el sol siguió brillando generación tras generación, y llegó ese día en el que alguien recopiló estilos, formas, delineados, curvas y arabescos para contar la historia y usar las técnicas más modernas para multiplicar y difundir lo que siempre estuvo destinado a quedar entre nosotros. Y las escuelas le abrieron sus puertas y los niños sus corazones, y la fantasía cobró estado real… y llegó a mis manos.

Así fue que manifesté lo que sentí al leer “CUENTO CALIGRÁFICO”, con el sentimiento repartido entre una buena labor literaria y una batalla librada contra el olvido. Busqué mis viejos cuadernos de borradores, a donde acudo cuando quiero volver a leer al joven que fui, y me reencontré con esas mayúsculas que se ufanan de ocupar el lugar inicial de la oración primera y, aunque nada tenía que ver con los delicados trazos de Cristina, me gustó coincidir en un par de rulos como primer paso para dar inicio a un intercambio de pequeñas aventuras que forman parte de la gran aventura de vivir.

 

OSCAR RICO – Brandsen – Buenos Aires - Argentina

   

 
     
     
     
 
 
   
     

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