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15.Abr.05

  Miguel Ángel Tenorio

 

 

El 22 de abril a las 10 de la noche llegó a “El Café”, Miguel Ángel Tenorio. Con una agenda repleta de actividades, Miguel Ángel Tenorio logró apartar un espacio para poder presentarse en nuestro festival y, a la media noche, partir de regreso a la ciudad de México.

Entusiasta y optimista, lleno de energías, de ganas de compartir la pluma, el cuento, el teatro, su pasión por la lectura, nos trajo su Casa de las Utopías Posibles.

Dramaturgo, narrador y promotor de la lectura, nació en 1954 en el Distrito Federal donde radica hasta la fecha. Profesor de la UNAM y de la Escuela de Escritores de la SOGEM es, además, productor de programas de radio y televisión de contenido infantil como Los cuentos de María Luisa y Kolitas. Ha escrito obras de teatro y novelas para niños, adolescentes y adultos, su más reciente producción en disco compacto es Cuentos de utopías. En 1984 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia Celestino Gorostiza por Cambio de Valencia y en 1996 Premio Nacional Obra de Teatro para Niños por El burro baturro.

Entrevista

Miguel Ángel: ¿Por qué la Casa de las Utopías Posibles?

La Casa de las Utopías Posibles fue un concepto que se me ocurrió un día, así nomás, como creo que suceden muchas cosas. En 1985 cuando los terremotos de la Ciudad de México, mucha gente iba de voluntaria a ayudar a rescatar gente. Varios amigos nos juntábamos en la casa y nos preguntábamos qué podríamos hacer y nos lamentábamos de nuestra incapacidad para hacer algo útil. A alguien se le ocurrió que por qué no íbamos a contarles cuentos a los niños en los albergues. Yo en ese tiempo estaba dando un taller de teatro para alumnos de la Facultad de Química de la UNAM. Ellos le entraron al proyecto y fuimos a contarles algunos de mis cuentos a los niños. Me pareció que la felicidad de esos niños era una utopía posible. Y luego, más adelante, cuando cayó el Muro de Berlín, que el socialismo se vino abajo, pensé que las grandes utopías tal vez eran imposibles, pero a lo mejor las utopías individuales, los sueños de pequeñas comunidades, a lo mejor esos sí eran posibles. Eso me reafirmó el concepto de las utopías posibles. Y en 1990 se constituyó formalmente La Casa de las Utopías Posibles, Sociedad Civil, entidad que ha permitido que se generen muchos proyectos, entre ellos, la revista teatral Primera Llamada, los talleres artísticos y el forititito de teatro, así como varias producciones de teatro y de discos compactos de audio.

¿Cómo te iniciaste en las letras y en el teatro? ¿Desde cuándo? Cuéntanos tus pininos.

Puedo decir, como dicen las cantantes de ranchero que desde niño ya andaba yo ahí escribiendo. Pero se puede decir más propiamente que en 1970 entré al Taller de Composición Dramática del maestro Emilio Carballido. Tenía 16 años y le llevé mis primeras obras que me dijo que eran "interesantes, pero feas". Y entonces me puso varias tareas y objetivos que dieron como resultado mis primeras obras ya representables que empezaron pronto a publicarse en revistas, suplementos culturales y demás, hasta que llegó 1975 y ahí gané uno de los premios Punto de Partida, UNAM, por mi obra "Cambio de Valencia". Esa misma obra la montó un grupo de egresados de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que estaban arrancando su vida profesional. Con ese montaje y por esa obra, recibí el premio "Celestino Gorostiza" del INBA. Y ese mismo año de 1975, a mis 21 años de edad, también estaba recibiendo la beca Salvador Novo para jóvenes creadores. Por eso marco ese año, 1975, como el inicio de mi carrera. Por eso en este año cumplo 30 de andar haciéndole a la pluma, al cuento y al teatro.

¿De dónde la inquietud de expresar?

Quién sabe por qué de niño me daba por escribir. Es más adelante, a mis 14 años, que se me vuelve claro. Cuando termina el Movimiento Estudiantil del 68, yo siento que tengo la gran necesidad de escribir algo que la gente pueda ver. Supongo que por eso elegí el teatro como mi primer medio de expresión. Y ahora, a mis 51 años pienso que escribo, porque me divierte más que cualquier otra cosa en la vida, y también, porque el acto de escribir me permite descubrir muchas cosas que creo que de otra manera no las percibiría o no las entendería. Escribo de las cosas que me interesan. No soy muy bueno para hacer cosas por encargo. Escribo lo que necesito escribir y tengo la costumbre de escribir casi todos los días. Empiezo el día escribiendo. Una vez que termino de escribir siento que puedo enfrentar la vida. Si no escribo, ese día puedo andar en general incómodo. Escribir es una necesidad. Y quién sabe si a lo mejor también una necedad.

¿De dónde surge tu inquietud por hacer talleres de lectura?

La lectura me parece un nutriente básico. Yo digo que "el que lee no se aburre ni se aburra y si la zurra la compone". Creo que el mayor problema del ser humano es encontrarse con el vacío. La lectura llena vacíos. Todos necesitamos emocionarnos y por eso buscamos los deportes, el alcohol, las drogas, pero creo que si le entráramos mejor a la lectura, encontraríamos la posibilidad de vivir muchas aventuras y de una manera más intensa que recurriendo a esos otros sucedáneos. La lectura nos puede llevar a ver la vida como una aventura. La lectura nos ayuda a no aburrarnos. Y finalmente, el que seamos buenos y ávidos lectores no nos va a eximir de equivocarnos, es decir, de "zurrarla" muchas veces, pero la lectura nos permitirá mirarnos a nosotros mismos con ojos críticos y descubrir dónde estuvo el error y cómo podemos enfrentarlo. Yo creo que si la gente descubre el placer de la lectura, la puede pasar mejor en la vida. Por eso trato de contagiar el gusto por la lectura. Yo creo que es bueno que la gente viva la vida lo mejor posible.

¿Qué es lo que más te gusta de lo que haces?

Indudablemente escribir. Aunque ahora debería decir, escribir y contar mis historias en vivo.

¿Qué es lo que más te ha gustado de lo que has escrito?

Hay muchas cosas que me gustan. Si pienso en televisión, creo que ha habido dos programas que me quedaron muy bien: Los Cuentos de María Luisa y Kolitas. Si pienso en mi teatro para niños, creo que Detrás de una Margarita y El Cielo Nuestro que se va a Caer son obras memorables. Si pienso en mi teatro para jóvenes En Español se dice Abismo. Si pienso en mi teatro histórico, El Hombre del Sureste y Los Dueños de la Patria. Si pienso en mis obras experimentales, Rebambaramba, para actores y orquesta. Si pienso en mi mejor cuento para niños, creo que ése es el de Que sí, que no, que todo se acabó. Si pienso en lo que más me gusta contar ante público, mis Instantáneas de la Ciudad y 68: las heridas y los recuerdos. Creo que me gusta todo lo que hago. Sobre todo, porque cada una de las cosas que he ido haciendo llevan una parte de mi vida. Alrededor de ese momento de creación hay mucha vida vivida. Es maravilloso, pensar en cada obra es pensar hasta en los olores, los besos, las caricias de esa época, los avatares, todo.

¿Como escritor, qué te parece la internet?

La internet me parece un gran adelanto tecnológico del cual algún día deberíamos apropiarnos. Por lo pronto, todavía la tecnología está por encima de nosotros.

¿Cómo ves los efectos de la internet en los niños y los adolescentes?

Los niños y adolescentes deberían aprender lo más pronto posible "metodología" para que puedan llegar a la computadora, el internet y cualquier invocación tecnológica que esté por conocerse, con el espíritu de aquel que va a apropiarse de la tecnología. Creo que el lema del Politécnico es maravilloso "la técnica al servicio de la Patria". Eso es lo que habría que hacer que sucediera. Me temo que en estos días todavía la Patria está al servicio de la técnica, y por ende de los tecnócratas.

¿Qué es la libertad de expresión para el escritor?

La libertad de expresión es fundamental. Tan fundamental que si no se tiene, se crea de todas maneras.

¿Si no hubiera escritores que pasaría?

Los habría. Parece característica humana la necesidad de que alguien haga un retrato de lo que somos y hacemos.

 

  Miguel Ángel Tenorio

 

Entrevista

 

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