Del argentino Oliverio Girondo
																											Nocturno 2
Debajo de la almohada
																											una mano,
																											mi mano,
																											que se agranda,
																											se agranda
																											inexorablemente,
																											para emerger,
																											de pronto,
																											en la más alta noche,
																											abandonar la cama,
																											traspasar las paredes,
																											mezclarse con las sombras,
																											distenderse en las calles
																											y recubrir los techos de las casas sonámbulas.
																											A través de mis párpados
																											yo contemplo sus dedos,
																											apacibles,
																											tranquilos,
																											de ciclópeas falanges;
																											los millares de ríos
																											zigzagueantes,
																											resecos,
																											que recorren la palma desierta de esa mano,
																											desmesurada,
																											enorme,
																											adherida al insomnio,
																											a mi brazo,
																											a mi cuerpo
																											diminuto,
																											perdido
																											en medio de las sábanas;
																											sin explicarme cómo esa mano
																											es mi mano,
																											ni saber por qué causa se empeña en disminuirme.