Fotos de la inauguración: Maricela Valenzuela Ortiz
Fotos de la obra en exhibición: Carlos Valenzuela
El arte de migrar
De los versos al color y al trazo
por Emilse Valencia
La pintura es poesía; siempre se escribe en verso con rimas plásticas, decía Pablo Picasso... Y hay una exposición en la que queda de manifiesto tal verdad, se trata de "Migrantes", en la Sala de Arte del Instituto Sonorense de Cultura, que, desde el 2 de agosto rinde un homenaje pictórico a la obra poética de Carlos Valenzuela y permanecerá abierta al público hasta el próximo miércoles 23, en un horario de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, de lunes a viernes.
Vale subrayar que es una constante histórica ese estrecho parentesco entre las artes y muy en especial la hermandad entre poesía y pintura… Y es que cuando entran en creativo diálogo los colores de una imagen y los sonidos de las palabras, pueden emigrar metafóricamente de la letra al lienzo o del lienzo a la letra…
La muestra “Migrantes” es un claro ejemplo de esa relación creativa, en la que no hay jerarquía de un arte sobre otro, sino, por el contrario, horizontalidad, respeto y admiración mutua entre pintores y poeta… Esta experiencia estética ha dado como resultado 16 pinturas al óleo y acrílico -de Manuel Romo Encinas y de Silvia Gonzalez-, inspiradas en el poemario de Carlos Valenzuela, Éxodo, publicado en 2010 en forma de cuadernillo cultural.
Y cuando se afirma líneas arriba que la admiración es mutua, es porque el poeta, a su vez, se inspiró en el célebre grabado del maestro Manuel Romo Rodríguez, Éxodo, no sólo para el título, sino para el tema de su primera colección poética impresa y, además, para convocar a otros autores de América Latina para una antología próxima a publicarse, hermanados por el dolor de quienes cruzan sus fronteras buscando un mejor nivel para sus familias, aunque en el camino pierdan su vida.
Por eso, esta exposición del matrimonio Romo González -al igual que el cuadernillo cultural y la antología que coordina Carlos- es en memoria de los hombres, mujeres y niños que “dejan su huella descalza, su hambre y su miseria, su dolor y su vida en los caminos del mundo”. Es también un reconocimiento póstumo a Manuel Romo Encinas.
Si bien la muestra se inauguró hace dos semanas, vale comentar que, como pocas veces, fue grato constatar la nutrida asistencia -pese a ser una noche lluviosa- de gente que generalmente no asiste a este tipo de inauguraciones, menos cuando son en recintos cerrados. Dicho poder de convocatoria -en la formación de un nuevo público- habrá que reconocérselo tanto a la pintora como al poeta, quienes además de dedicarse a sus respectivos quehaceres artísticos, son promotores y gestores culturales. Por cierto, es enriquecedor para el espectador, que cada obra pictórica, además de su cédula de identidad, esté acompañada del fragmento poético en el que se inspiró su autor(a).
Y a propósito de migración, no es raro que el espectador de esta exposición -ante tan estrecho parentesco interartístico- también traslade la terminología de una disciplina hacia otra y vea poéticos los cuadros de intensa pincelada, en los que la tierra llora el éxodo de sus hijos; así como fragmentos de poemas que pintan muy bien a dónde van los pasos del desamparo, entre nubes de polvo…
Qué razón tenían los primeros filósofos griegos –sobre todo Simónides De Ceos-, cuando afirmaban que la pintura es poesía silenciosa, y la poesía es pintar con el regalo de la palabra. Después lo explicaría más claramente Leonardo Da Vinci: "La pintura es una poesía que se ve sin oírla; y la poesía es una pintura que se oye y no se ve; son, pues, estas dos poesías o, si lo prefieres, dos pinturas, que utilizan dos sentidos diferentes para llegar a nuestra inteligencia”.
