EXCURSIÓN AL YOLO
Por Gloria Valencia Vargas
En los años 60 uno de
los lugares favoritos y cercanos para un buen paseo era sin duda el
Cerro del Yolo en el Valle de Tulancingo. El Yolo es un volcán apagado
como lo testifica un pequeño cráter en la cima, representa un vigía
junto a los cerros de la “Mesa, Huapalcalco, el Napateco, las Navajas”.
Como lo dice su nombre el Yolo (corazón en la lengua náhuatl), exhibe
una gran peña en forma de corazón que corona su cumbre.
El maestro Enrique
Rivas Paniagua nos hace la invitación a subir esta cumbre:
“Por nuestra parte,
utilizaríamos un vehículo todavía más barato que los anteriores y al que
todos tenemos acceso: el de la fantasía, con ella nos sobra tiempo para
encaramarnos a una cumbre cualquiera por ejemplo ese volcán de riolita
llamado Napateco o bien la peña del Yolo que tiene 20 metros de alto en
forma de corazón. Desde allí contemplaremos el valle en toda su
magnitud, gozando la frescura del clima templado a un promedio de 15°C
de temperatura en plena primavera…” HIDALGO entre selva y milpas la
neblina, 1988.
Este hermoso cerro se
sitúa a 4 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Cuautepec de
Hinojosa y con una altura de 2760 metros snm, forma parte de una cadena
montañosa en el eje Neovolcánico.
Para subir a este
volcán anteriormente se tomaba el guajolotero a Cuautepec – Nativitas –
San Lorenzo y anexas que hacía parada en la presa de la Esperanza, de
allí tomábamos camino hacia el norte por un agradable camino flanqueado
por arboles de capulín y tejocote, atravesábamos la cortina de la presa,
pasando unos campos sembrados de maíz y cebada, luego cruzábamos en una
cañada, el lecho de un pequeño río que escurría de los Ermitaños,
ascendíamos por tupidos bosques que en los años 80 desaparecieron debido
a la tala de árboles.
Otro de los caminos
empezaba por El Abra a través de una vereda entre ocotes y encinos. El
ascenso por Cuautepec empezaba frente al Cerro Verde, por cualquiera de
las rutas, llegar a la cima era una grata experiencia, en donde se podía
contemplar la transparencia de todo el Valle de Tulancingo, “la sierra
de Las Navajas, los volcanes Napateco, San Ignacio, Altepemila, las
presas del Tejocotal y Omiltémetl, más distantes, el Popo y el
Iztaccíhuatl”. Después, ya cansados pero felices, bebíamos agua fresca y
disfrutábamos de unas ricas tortas que llegaban todas aplastadas;
posteriormente, se iniciaba el descenso, se limpiaba el lugar y se
recogía la basura.
¿Por qué describimos
esta excursión en tiempo pasado? Las rutas que hoy conducen al Yolo han
cambiado, se han perdido bellos paisajes y la mayor parte del bosque, la
inseguridad, la basura y los bancos pétreos obstaculizan el arribo de
paseantes al Yolo.
Hasta la próxima.
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recibidos y tomados en cuenta si los envía a:
lolvalart@hotmail.com.