La paradoja existencial
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			07/mar/25 
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Voy a poner mi telescopio de la prospectiva independiente, en el 
			modelo evolutivo «menos, pero más», que «nos ayuda a entender cómo a 
			veces perder genes abre nuevas posibilidades a ganancias posteriores 
			y, por tanto, las pérdidas son necesarias para favorecer el origen 
			evolutivo de nuevas adaptaciones».*
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			¿Acercará la paz el perder? La idea de perder 
			para alcanzar la paz aparece 
			varias veces a lo largo de la historia, sobre todo cuando entendemos 
			que la paz no siempre llega con la victoria, sino con la rendición 
			de ciertos deseos, orgullos o poderes.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			1. Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial (1945)
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Ambas fueron derrotadas militarmente, pero esa pérdida dio paso a la 
			transformación. Dejaron atrás modelos autoritarios y militaristas 
			para convertirse en potencias económicas, democráticas y pacíficas. 
			La paz llegó con la aceptación 
			de la derrota y la renuncia al dominio.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			2. Sudáfrica y el Apartheid (1990-1994)
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			El gobierno blanco minoritario tuvo que ceder 
			el poder para 
			evitar una guerra civil. No fue una derrota militar, pero sí una 
			rendición moral y política que permitió construir una democracia. La 
			paz llegó cuando quienes 
			tenían el poder aceptaron perderlo.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			3. La Iglesia Católica en Galileo (s. XVII)
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Aunque la Iglesia condenó a Galileo, con el tiempo aceptar 
			que estaban equivocados trajo 
			una cierta reconciliación con la ciencia y con la propia humanidad. 
			La paz no siempre es inmediata, a veces necesita siglos para 
			asentarse.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			¿Y si siempre se gana?
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Si alguien o algún sistema siempre 
			gana, nunca hay paz. 
			Porque el ganar sin límites solo alimenta el poder, la soberbia y la 
			desigualdad.
			El que siempre gana nunca 
			se detiene, 
			porque el poder necesita expandirse para sobrevivir.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			     
			-El Imperio Romano: ganó tanto que se desmoronó desde dentro.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			     
			-Estados Unidos con la Guerra Fría: ganó, pero solo creó nuevos 
			enemigos.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			     
			-El capitalismo global: sigue ganando, pero la desigualdad lo está 
			quebrando desde dentro.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			La paradoja es ésta:
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			A veces la paz sólo llega cuando se 
			acepta perder algo: 
			el orgullo, la revancha, el poder, o el deseo de tener razón.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Ahora... ¿qué pasa si lo llevamos a lo personal?
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Tal vez el mayor acto de paz en una vida no es ganar siempre, sino saber 
			cuándo perder para dejar de luchar contra uno mismo.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			Las religiones están llenas de la idea de perder 
			para alcanzar la paz. 
			De hecho, podría decirse que todas las grandes tradiciones 
			espirituales giran en torno a esa renuncia como camino hacia algo 
			más profundo.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			1. Cristianismo: Perder para salvarse
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			La figura de Jesús es el símbolo más claro de esta lógica. Su 
			mensaje era casi una provocación para la mentalidad de la época:
			
				
				
			
			"El 
			que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida 
			por mí, la salvará" (Mateo 
			16:25). El acto final de Jesús fue rendir 
			su propia vida sin luchar, 
			en un sacrificio que (según la tradición) trajo la reconciliación. 
			La paradoja cristiana la victoria no está en vencer, sino 
			
				en aceptar ser vencido.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			2. Budismo: Soltar para dejar de sufrir
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			El Buda decía que el origen del sufrimiento es el apego: A las 
			cosas, al poder, a las ideas, incluso a uno mismo. La iluminación 
			llega cuando uno pierde 
			todo deseo de ganar.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			La clave del budismo es la renuncia: No se trata de pobreza 
			material, sino de soltar 
			el control, 
			soltar el ego. 
			
			
			
				
				
				
				
				
				
				El Nirvana no es otra cosa que hacer 
			las paces con la 
			pérdida permanente que 
			es la vida misma.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			3. Islam: Rendirse como acto sagrado
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			La palabra Islam literalmente 
			significa sumisión o rendición a 
			la voluntad de Dios.
			La paz (salam) llega cuando uno deja de pelear con lo que no puede 
			controlar.
			Aceptar que hay algo más grande que uno mismo es una forma de 
			perder...
			pero perder el control para ganar tranquilidad.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			4. Hinduismo: Perder el yo para encontrar el todo
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			El Bhagavad Gita (que es como la Biblia hindú) cuenta la historia de 
			Arjuna, un guerrero que no quiere luchar en una guerra.
			Krishna, su maestro espiritual, le dice que debe luchar... pero sin 
			apego al resultado.
			El verdadero héroe es el que hace lo que tiene que hacer, pero 
			renuncia a la idea de ganar o perder. La única victoria es perder 
			el ego para fundirse en lo absoluto.
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			5. Judaísmo: El exilio como transformación
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			El pueblo judío ha vivido más pérdidas que casi cualquier otra 
			cultura.
			El exilio, la destrucción del Templo, la diáspora...
			Pero cada pérdida fue vista no solo como una tragedia, sino como una 
			oportunidad para volver a empezar. El Talmud dice: "A 
			veces, la pérdida es el primer paso hacia la redención".
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			¿Y si la paz no es algo que se conquista, sino algo que se deja 
			entrar cuando dejamos de ganar? 
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			¿Por qué le tenemos tanto miedo a perder... si quizás perder es lo 
			único que nos puede salvar? 
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			¿Qué aceptaríamos perder para estar en paz?
			 
			 
			 
			
			
				
				
				
				
				
				
				
				
				
				
			
			*Gaspar Sánchez-Serna et al. Less, but More: New Insights from 
			Appendicularians on Chordate Fgf Evolution and the Divergence of 
			Tunicate Lifestyles. Mol Biol Evol, 2025 Jan 6;42(1): msae260.doi: 
			10.1093/molbev/msae260.