Comentarios al prólogo de Octavio Paz para su traducción de Veinte poemas de William Carlos Williams, Biblioteca Era, 1973, entreverados con comentarios a entrevista practicada en la Revista La Otra.

 

Un ensayo crítico de Carlos Santibáñez Andonegui, abril 27, 2014.

Espero que esto se entienda, no como ironía, sino como llamado a la unidad. Creo que en un mundo tan convulso en tantos aspectos, en poesía tenemos derecho a defender una unidad de fondo, una unidad de sentido. Podrán variar las formas en que ha sido expresada a través, no de siglos, sino de milenios, mas cuando Horacio dice: “cuánto de sudor está presente”, yo no lo veo exclusivamente sujeto a determinada forma, y no me estorba saber que esa forma en que él lo haya expresado en latín, no es la misma en que Fray Luis plantea en español: “Del monte en la ladera/ por mi mano plantado tengo un huerto/ que por la primavera/ de bella flor cubierto/ ya muestra en esperanza el fruto cierto”. Me importa más todavía que la forma, y el si lo dijo con muchas o pocas palabras, el contemplar que en ambos casos, existe un fruto, el trabajo. Trabajo humano, trabajo de la naturaleza.

¡Y bienvenidas las tribulaciones del canon!

 

QUÉ SIGNIFICA POESÍA

Viene del griego poiesis, significa creación, lo han repetido tantos, Jorge Cuesta, precisó: “Significa creación, y sabemos que no pueden crearse sino realidades”. A lo mejor por ahí va el problema. Entre más tratamos de “empatar” una forma, de llevar un molde para que rime, o se escuche uniforme conforme a un ritmo comprobado, más se nos acerca la tentación de forzar “un poquito, no es nada” el fondo, el significado, con tal de aparentar que se nos “hizo el milagro”, que somos tan “chidos” que podemos presentar todo en verso, que rime, que sea perfecto, y entonces caemos en lo que a contrario sensu, prevenía Jorge Cuesta, no crear realidades, sino engañar con milagros a medias, como esos santos que nada más tienen un milagro, pero les falta el otro.

Es un error pensar que eso depende del tiempo, que en el pasado remoto sí se usó mucho la rima pero ahora ya no, ya se dejó de usar. Cuando todo parecía estar bajo el imperio de la rima, se dijeron cosas magníficas en medio, que si les quitamos la camisa de fuerza de la rima, nos dan la medida de la verdadera belleza, y viceversa; cuando se presumió que era mejor el verso libre, descubrimos que algunas cosas podían decirse mejor si se tomaba en cuenta el sonido, que los músicos sin tanta temeridad ni amargas tribulaciones adivinan a través del fenómeno de la sonorización, (hay un estado mexicano orgullosamente llamado Sonora y orquestas llamadas Las Sonoras) y que se puede levantar en general como la buena fe de devolverle a tu lengua natal algo de lo mucho que te ha dado “tallereando” un poco las aristas de la imaginación cuando salen ásperas, ariscas, por pensar que tu lengua es el vehículo que finalmente las expresa y tú te vas y ella se queda, y valdría la pena, cuando menos, hacerle una caricia. Un secreto de cocina nada más, ¿y a esto llamarle canon?

Pero repito, esto no es de hoy, es de siempre. Existe una verdad poética, y el mundo entero tiene derecho a saber que es la misma, desde los Vedas pasando por la Biblia, hasta los slameros de Circo Literario, eSlamex de Rojo Córdoba (primera antología de Spoken Word mexicano) o Poesía y Trayecto con el inconfundible Karloz Atl.

En esencia es la misma siempre y cuando, sea verdad. No engañe con una falsa rima o una falsa impostura envuelta en libertad, agazapada en orgulloso desplante innecesario. Y esto que yo digo ahora, créanme, no es descubrir nada nuevo, ha sido dicho de muchas maneras, y una vez comprendido, el resto es tener la sensatez suficiente para lanzar uno su poema, lo que tiene que decir, y “jugársela” como en la ruleta, será el público lector, el número de ejemplares vendidos qué caramba, porque quien escriba pensando que vender es un pecado, está en el error. Y hasta en última instancia, el factor suerte. Porque yo pregunto: ¿Cómo es que Rubén Darío pegó con todo, y un autor como Sucre que lo tenía todo con aquel Cielo de esmalte, pudo permanecer oculto tras bambalinas, si no es que prácticamente ignorado en su momento?

¡Señores, esta es la arena del circo, el escenario, el todo o nada, la muerte o la gloria, la agonía o el éxtasis! Y bienvenidas las tribulaciones del canon… ¿Para qué sufren? “Mi sufrimiento, dijo López Velarde, es como un gravamen de rencor…” Admite la centrada profesora Margarita Alegría de la Colina: “El poema ha sido declarado por el Grupo M de la Universidad de Lieja (1) como un texto autosuficiente que se presenta como modelo reducido del universo y sobre el que se experimentan las operaciones del lenguaje. El texto poético, aclara entonces Margarita Alegría (2), es una mediación entre dos categorías polares: Anthropos y Cosmos,  donde el primero es el sentido, lo humano, y el segundo, lo mundano, entre las cuales el poeta establece una unidad a través de su pensamiento. Lo que realmente aclara lo que yo creo que es la forma, o Cosmos, es el diálogo que hace el poeta con la exterioridad. De algún modo ha podido definirse a la rima en otra tesitura como la conjunción exterior del acto mentalista ruselliano. 

 

ESTEMOS EN PAZ

Pero vamos con Paz, para quedar en paz antes de que anochezca, que como expresa el amigo José Ángel Leyva en su valiosa Revista La Otra, un verdadero regalo que hace a literatos y mundo entero, y que esperemos pronto salga impresa a la venta, dice él: “la imagen que tengo de Octavio Paz es la de sus libros extraordinarios, pero también lo evoco como un hombre valiente y polémico, ambicioso y sistemático, perseverante y lapidario con sus enemigos. Ahora cuando veo el derroche, el fasto del gobierno mexicano para homenajearlo, me digo flaco favor se le hace a un hombre de sus características al oficializarlo y canonizarlo entre burócratas, funcionarios, hombres y mujeres de poder de la cultura nacional…” (3)

Mi sincero abrazo a José Ángel Leyva por su autenticidad y buena fe. Yo no soy nadie, pero me sumo en todo a sus palabras.

Paz estudió a Williams quien dice que la imaginación es “una fuerza creadora que hace objetos”. El maestro Octavio Paz atribulado por el canon expresa que Williams fue una reacción contra la estética simbolista compartida por la mayoría de los poetas de ese tiempo, entre los cuales recuerda sobre todo, al que cité renglones arriba, a López Velarde, vean qué apuro, del que trata de salir aventurando que en el caso de Williams, lo que se ha combinado es el pragmatismo norteamericano y… ¡válgame!, su profesión de médico. Pero el maestro Paz que siempre sale bien librado, en este que es uno de los mejores prólogos del mundo (mexicanos, él era mexicano, quiere decir con sus altas y bajas) trae a cuento que “la sensación es anfibia: nos une y nos separa simultáneamente de las cosas. Es la puerta por donde entramos en las cosas pero también por donde salimos de ellas para darnos cuenta de que no somos cosas. Para que la sensación acceda a la objetividad de las cosas hay que transformarla a ella misma en cosa. El lenguaje es el agente del cambio: las sensaciones se convierten en objetos verbales. Un poema es un objeto verbal en el que se funden dos propiedades contradictorias: la vivacidad de la sensación y la objetividad de las cosas. Las sensaciones se convierten en cosas verbales por la operación de una fuerza que para Williams no es esencialmente distinta a la electricidad, el vapor o el gas: la imaginación. La imaginación es una fuerza creadora que hace objetos. No representa, sino produce. Sus productos son poemas, objetos que no estaban antes en la realidad.” Y esto se logra mediante el lenguaje, o agente del cambio, para cerrar el círculo de Octavio Paz, quien más diría aún en ese bello prólogo: “la imaginación es, como la electricidad, una energía y el poeta es el agente transmisor”. Como dijera Char: “Imaginación, Hija mía”, o definiera un iluminado al que me adhiero: la poesía es el libre juego de la imaginación en las palabras. Y la imaginación, vuelvo a Octavio, no sólo ve: oye, no sólo oye: dice. De hecho en ese inolvidable prólogo, Paz acaba fundando en la imaginación la clave para la definición total de la poesía: “¿No es ésa la mejor definición de la poesía: un lenguaje que no dice nada, salvo para la imaginación?” (4)

No tengo problema con Octavio, respirad tranquilos, ni voy a discutir si las teorías poéticas de Williams y el creacionismo de Huidobro son gemelos, pero gemelos enemigos. Esas ya son menudencias de familia, intimidades aun más sutiles que las tribulaciones del canon, que manejaba Octavio Paz. Yo con el debido respeto me atengo al propio Williams en tanto amigo de Pound e Hilda Doolitle cuando dice: “Es difícil sacar noticias de un poema/ pero los hombres todos los días/ mueren miserablemente/ por no tener aquello que tienen/ los poemas”.

¡El Williams que se lanza a describir un gorrión cogido por una de sus hembras desde la coronilla de plumas al borde de un caño de agua, y que lo deja trabado, colgado de las calles, hasta remacharlo!, y entonces nos ofrenda esta verdad poética: “Lo que triunfó fue el poema de su existencia: un cepillo de plumas/ aplastado en el pavimento, las alas simétricamente/ desplegadas, como en vuelo,/ deshecha la cabeza,/ el negro escudo de armas del pecho/ indescifrable:/ la efigie de un gorrión;/ únicamente un trocito reseco/ dejado ahí para decir/ -como lo dice, sin ofensa-/ hermosamente:/ Éste fui yo,/ un gorrión/ hice lo mejor que pude, / hasta luego”.

Algo que debe conocer el poeta para perder el miedo a las tribulaciones del canon, lo expresa así Octavio Paz: “Miradas por el hombre, las cosas cambian el ser por el sentido: no son, significan. Incluso “no tener sentido” es una manera de emitir sentido. Lo absurdo es uno de los extremos a que llega el sentido cuando hace examen de conciencia y se pregunta: ¿qué sentido tiene el sentido? Ambivalencia del sentido: es la hendidura por donde entramos en las cosas y la hendidura por donde el ser se escapa de ellas”. Y ahí va el Paz grande, el Paz eterno, a defender el equilibrio entre forma y fondo: “El sentido mina sin cesar el poema: quiere reducir su realidad de cosa única a una idea, una definición o un “mensaje”. Para defender al poema de los estragos del sentido, los poetas acentúan el lado material del lenguaje. En poesía,  las propiedades físicas del signo, sonoras o visuales, no son menos… el sentido regresa al sonido y se convierte en su servidor. El poeta opera sobre la nostalgia que el significado siente por el significante”. Hasta aquí la cita de Octavio Paz. (5) Al respecto, las aparentes amarguras del absurdo pueden aligerarse con lo que Vallejo puso en este barco: “¡Absurdo, sólo tú eres puro!”

Así la noche, camaradas, bienvenidos todos… ¡Y bienvenidas las tribulaciones del canon!, sobre las cuales expresa en reciente entrevista (6) el poeta cubano estadounidense José Kozer, que a él lo entristece “el que muchos se atrincheren, y desde sus trincheras caigan en la guerra de los poetas, que es una inutilidad total”. En todo estoy de acuerdo excepto en “que lo único que hace (esta guerra) es dañar a la poesía”. No. Error. A la poesía en sí no la daña nadie con el debido respeto, maestro. La razón la da, en el mismo artículo la poeta colombiana Lucía Estrada, “la verdadera poesía siempre escapa de todo lo que restringe su libertad de nombrar, de cuestionar, de señalar con un grito o un gesto silencioso”.

En este brillante artículo de la revista La Otra, el autor Canek Zapata, acude al recurso válido de dar a los poetas referentes iguales para que opinen, entre ellos como en las preguntas de opción múltiple, uno marcadamente errado, (la afirmación de que la poesía ya murió), otro que puede ser o no ser: la dudosa pelea vanguardistas-conservadores, y otro que definitivamente, es, el motivo de las innovaciones tecnológicas. “No creo se trate de un problema de vanguardistas y conservadores, -repone Lucía Estrada en cuanto al segundo referente- pues ella también escapa de todo concepto que la clasifique. La poesía es. No importan el tiempo y la forma, no importan los ‘cánones’ ni la utilidad que muchos quieren darle… ella siempre llegará con las palabras precisas, con el ritmo y la luz necesarios para acompañar nuestras búsquedas por diversas que sean”. (7)  

¡Claro!, Yo digo que esto es como me  decía Carlos Illescas: “No podría prescindir del mundo… Dejadme el mundo cerca del pupitre”.

Inteligente respuesta ofrece el poeta español Juan Carlos Abril respecto a la dicotomía vanguardistas-conservadores: “las vanguardias pretenden ser más radicales, pero en realidad le hacen el juego al capitalismo más que la tradición, ya que enclavan al poeta en un aislamiento, que es lo que busca el sistema para justificar el aislamiento de la cultura, que no “sirve para nada”. Pero el problema es que Juan Carlos piensa que, el que no lo entienda a uno nadie, es un peligro que se corre al apegarse demasiado a la vanguardia, y eso de que no lo entiendan a uno ni los propios poetas, “es un peligro, no ya para tu poesía, sino para la misma supervivencia del género”. No. Error: Nada ha puesto en peligro ni pondrá la supervivencia de la poesía como género o como lo que sea. Siempre habrá algo qué decir y alguien que lo celebre. No se está jugando la supervivencia de nadie en todo esto. El mismo Juan Carlos Abril lo insinúa cuando resuelve el embate de los nuevos medios tecnológicos de comunicación en la poesía, de la siguiente manera: “Da igual el soporte. Lo mismo es en papel, en pergamino, en palimpsesto, oralmente o twitteada, las necesidades expresivas siguen estando ahí, son inherentes al ser humano como el lenguaje, es algo biológico”. Otro poeta, Molinet,  cree que el papel que cumple la poesía “no será el mismo para los usuarios de las apps de Muerte sin fin o Piedra de sol, que para los seguidores de Nueva Provenza, el blog de Inti García Santamaría. Error: la verdad es que sí lo es, en esencia, lo que cambia es la forma. No hay tribulación del canon, son ganas de complicarse la vida y claro, conveniencia de otros para beneficiarse de las complicaciones.

La poesía es la misma en sus categoremas, no hay belleza tan pura que no se adhiera a un tema, la belleza está en el modo de tratarlo, de invocarlo, de revivirlo o resucitarlo. A veces se privilegian o se surten unos temas más que otros, unos categoremas más que otros, unos ritmos más que otros. Es todo.

La postura de Daniel Calabresse, el poeta argentino, empieza muy lúcida en la encuesta organizada por Canek Zapata en la Revista La Otra, (8) al comentar la tontería de Joseph Epstein que anunciaba la muerte de la poesía (en los momentos en que la vanguardia Beatnik se incorporaba atribuladamente a los cánones universitarios). Dice Daniel: “No hay nada nuevo bajo el sol, está bien. Pero decretar la muerte para resolverlo puede ser una solución demasiado sencilla. Nietzsche mató a Dios. Foucault al hombre. Fukuyama a la historia, Barthes al autor, Lyotard a las grandes narrativas. Derridas a la metafísica… Queda una sensación de exterminio que nos hace pensar en una especie de abuso de poder sobre la creación”.

En este punto, séame permitido recordar mi sueño expuesto al psicoanalista cuando maté a mi papá. El pobre quedó ahí en su coche que me había comprado, estacionado en el garaje de casa, justo al momento de pretender enseñarme a echármelo a andar. Una manera tan fina de matarlo en el sueño, que el psicoanalista me felicitó. Caray, no hubo sangre. No hubo sufrimiento de ningún tipo. Quedó muerto y ya. Pero el problema, no es con qué matamos a las gentes o a las cosas en sueños, sino cómo vamos a substituirlas en la realidad. Por ejemplo al poeta Calabresse, después de alcanzar tal lucidez en la entrevista, lo vemos caer de lo lindo hacia el error: “un poeta conservador es una especie de oxímoron, una contradicción lógica: se es conservador o se es poeta.” No. Error: hay poetas conservadores y conservadores poetas y en ambos bandos hay malos y buenos poetas, conservadores o no. La polémica no se justifica ni siquiera en el ámbito de la forma, si se atiende a los categoremas como fondo y al ritmo y las secuencias fónicas de expresión, como forma. Todo lo demás es invento de lujo para mantenernos “flojitos y cooperando” con la idea de un canon atribulado. Yo regreso ahora mismo a mi manual consentido, que se me hace de noche, a mi Manual de Simios que me obsequiara el viejo Illescas, donde está escrito: “La vida es transparente. Te esculca el secreto de la muerte”.

 

LA POESÍA COMO LA CENICIENTA

Pero donde recupero y aplaudo de nuevo a Calabresse, es en la observación de que “alguna vez la poesía fue llamada la Cenicienta de la Literatura en cuanto a que era –junto con la literatura dramática- la menos leída, la menos impresa, la menos comprada. Los poetas estaban conscientes de que no podían lograr los estándares de lectura y difusión que alcanzaban los narradores. Pero eso quedó literalmente en el papel. No olvidemos que rara vez una edición de poesía traspasaba las fronteras, pero que hoy podemos leer a los poetas del mundo sin otra condición que acceso a Internet. Es frecuente comprobar, en las páginas que tienen un contador de visitas, que un poema acumula miles de lecturas y todavía nos sorprende. El hecho de que la poesía siga siendo no comercial, respecto de la industria del libro, facilita esta condición porque las editoriales no restringen a sus autores o a sus lectores la difusión en red”. (9)

Rodrigo Petronio, poeta brasileño asienta lúcida y valientemente que la beligerancia entre conservadores y vanguardistas es “un falso problema. Toda polarización es una ilusión. Una manera de desviar la atención para lo que realmente importa. El propio concepto de vanguardia ya se ha cambiado muchas veces. Hoy día su sentido es totalmente distinto de lo que era en los años 20, 30, 50 o 70 del siglo pasado. Incluso su sentido ideológico, político, estético. El debate mundial es mucho más útil cuando se propone analizar el fenómeno de la ruina de los proyectos de la modernidad y el eventual hecho de si vivimos o no en una pos, hiper, trans, ultra o neo modernidad. Creo este debate más interesante por cuanto obliga a que el arte y la poesía se aparten de su aislamiento y encarnen el real. La disputa entre conservadores y vanguardistas es semejante a aquella pieza de Brecht, Aquellos que dicen sí y aquellos que dicen no. Es un típico debate que atesta la condición colonizada de América Latina. La condición colonizada por excelencia, como piensa Adorno, es la producción espontánea de falsas síntesis y de falsas polaridades. Esto sólo interesa a los dueños del poder… Pienso que el embate entre conservadores y vanguardistas perdió las huellas de la historia. Creo que el fascinante concepto de Contemporáneo desarrollado por Giorgio Agamben, puede venir a ser una salida para estos esquematismos”. Bien, yo no sé cómo sean los dueños del poder, me los imagino canonizando a alguien. Me quedo con este aserto de Rodrigo Petronio aportado a la Revista La Otra: “Lo nuevo sólo es nuevo cuando su origen es inmemorial”. Como dijera Borges ¿verdad?, las novedades están en los clásicos.

 

EN BUSCA DE LA ORIGINALIDAD PERDIDA

Contesta Rodrigo Petronio: “La originalidad viene de las otras voces que articulamos en nosotros, cambiándolas en nuestras voces. La poesía es una emoción potencializada por mediación del lenguaje. El lenguaje es el Otro del poeta”. (10) Fin de la cita de la entrevista que me atrevo a transmitir como investigación remitiendo en todo a su lectura completa en la Revista La Otra.

Una noche con ganas de originalidad (Noche, molar del tiempo… apuntara mi inolvidable Illescas) leí la siguiente noticia:

“A finales del próximo año, aquellos huéspedes que deseen vivir una experiencia sin igual en turismo, podrán hospedarse en el primer hotel que funcionará en el espacio, justo a 450 kilómetros de la superficie terrestre. Creado por Galactic Suite Limited, la construcción se dividirá en módulos ensamblados en forma de racimo de uvas. Se define como un refugio orbital y su máximo lujo es la experiencia única en la vida para sus ocupantes: ver la Tierra y las estrellas desde fuera de la atmósfera y sentir el propio cuerpo en ingravidez”, explica Xavier… presidente de la compañía…”

“Antes del vuelo, los huéspedes recibirán un entrenamiento físico y psicológico, durante 16 semanas, para adaptar su cuerpo a las condiciones que se enfrentará”. (11) Ojalá en ese hotel, en ese vuelo, en ese entrenamiento de 16 semanas, vaya también un poema como el siguiente Cantar del alma que está contenta de conocer a Dios de acuerdo con la fe de san Juan de la Cruz:

… Su origen no lo sé, pues no le tiene;/ mas sé que todo origen de ella viene,/ aunque es de noche. // Sé que no puede ser cosa tan bella,/ y que cielos y tierra beben de ella,/ aunque es de noche.// Bien sé que suelo en ella no se halla,/ y que ninguno puede vadealla,/ aunque es de noche.// Su claridad nunca es oscurecida,/ y sé que toda luz de ella es venida, aunque es de noche.”

¡Y que vivan las tribulaciones del canon! 

 

REFERENCIAS

  1. Cf. Philippe Minguet, “Análisis retórico de la poesía”, Acta poética, México, UNAM, 1980, vol. 2, pp. 27-39.
  2. Margarita Alegría de la Colina, El retorno benéfico, Homenaje a Ramón López Velarde 1888- 1988, UAM, 1988, p. 82.
  3. www.laotrarevista.com, abril de 2014.
  4. Paz, Octavio, Prólogo a Veinte poemas, de William Carlos Williams, Ediciones Era Poesía, 1973.
  5. Op.cit, Octavio Paz, William Carlos Williams, Veinte poemas, traducción y prólogo de Octavio Paz, dibujos de Gunther Gerzso, Biblioteca Era Poesía, 1973, passim.
  6. Esta es la entrevista realizada por Canek Zapata perteneciente a la Revista La Otra de José Ángel Leyva, relacionada en la Gaceta 85 de 14 de abril de 2014, etiquetada como: “¿Ha muerto la poesía? Tres preguntas para resucitar o morir”, que recomiendo ampliamente a mis alumnos.
  7. 7.   Ibidem.
  8. 8.   Ibid.
    1. 9.   10. Loc.cit.

11. Ideas de Vanguardia, Innovación, Reforma sólo para suscriptores, Año I número 2, agosto del 2011.