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artistas plásticos - exposiciones

 
     
 

15 de marzo, 2021

 
 

 

     
  Iván Villaseñor  
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
  De la obra pictórica de Iván Villaseñor   
     
     
     
     
     
     
 

Iván Villaseñor Castañeda

 

Pterocles Arenarius

 

Están ocurriendo decesos que nos hacen pensar que la vida no vale nada. Se está muriendo mucha gente. Sentimos que hay algunos que no se pueden morir, que no se deben morir.

Si se muere un muchacho talentoso, creador, inquieto, lleno de vida, bueno, incluso guapo e inteligente lo que más desconcierta y duele y hasta enoja es que era joven. Pero peor todavía, era un extraordinario artista. Y no es que no nos importen todas las demás muertes, pero cuando se muere una persona que tiene setenta, ochenta años o incluso más, bueno, pues hay un margen mayor para la resignación. Sabemos que todos nos vamos a morir, pero carajo, que la vida nos dé chance de hacer algo con ella, de dejar algo para los que aquí se quedan, de probar la madurez y, por qué no, hasta la decadencia física, ver el mundo. Cuando se muere gente así como la que he descrito, casi en la flor de la juventud, en el clímax del talento, en el momento en que se esperaba de ellos más progreso, que llegaran más arriba de lo que ya habían logrado, es una tremenda frustración. Sentimos que la vida nos ha quitado algo que nos es muy estimado. Sentimos que el mundo es menos valioso sin cierta gente que nos está quitando un virus terrible. Y de pronto no entendemos este mundo. Ciertas muertes le quitan el sentido a todo. Nos parece que era tan fácil decir que “La vida, nuestra existencia no tiene ningún sentido”, pero cuando la vida nos da la prueba más brutal de eso mismo, no podemos asumirlo. Ni siquiera podemos creerlo.

Se fue de este mundo Iván Villaseñor Castañeda. En él se acumulaba todo lo bueno que se ha escrito aquí, pero además era un hombre muy bueno. Creador de una obra impresionante. Sus pinturas deslumbran en todos los sentidos de la palabra. Asombran también, por su originalidad, por su rareza. Iván, al pintar, creaba otros mundos. Sus colores son una alucinación. Un dibujante exquisito y la excentricidad de sus motivos llega a extremos irracionales. Hay algo infantil en todos sus trabajos, pero en su deliciosa (insensata, caprichosa, abrumadora, desconcertante) fantasía también está el trazo magistral, en lo figurativo es un dibujante insuperable y en lo imaginativo viajaba por galaxias muy lejanas. Iván llegó a ser un artista muy completo. Además fue un maestro de artistas.

En fin, no se comprende, no se asimila, no se admite. Iván iba a darnos mucho más arte; iba a crear otros mundos. Hoy hemos perdido algo muy grande.

Inquieto, buscador, él se aplicó a explorar también a través de la palabra escrita. Empezó a asistir ―quizás en el 2014 o en el 2015― al taller de creación literaria que yo dirigía. Nos sentábamos varias horas en el Café La Habana a discutir textos literarios, a discernir la literatura, a buscarnos en nosotros mismos, pero también en el otro. Se estaba convirtiendo en un escritor. Era buen poeta, pero también era un narrador tan original como sus imágenes. Publicamos un libro, Tipheret, el material de la escritura, en donde se incuyeron varios cuentos de Iván Villaseñor. Antes, deslumbrado por sus obras plásticas, le pedí que me permitiera usar como portada de mi novela Demoníaca (Historia de una maldita perra), la imagen de su obra titulada Coatlicue o la decadencia de Occidente. Esto ocurrió en el ya no tan cercano año de 2010. Luego, hace apenas un año le pedí un cuadro sin título (al que yo bauticé como El hijo desobediente) para ilustrar la portada de mi novela Cualquiera puede matar. Siempre generoso y desinteresado me otorgó el uso de las imágenes. Iván Villaseñor es mi hermano. Y hoy me duele mucho su partida. Me siento perdido y creo que la vida no vale nada. Si se murió Iván nos podemos morir cualquiera en este momento.

Y me pregunto ¿para qué vivir?, ¿qué caso tiene?, ¿por qué-por qué-por qué, maldita sea?

Pero la vida sigue.

La Tierra no deja de girar. Y el sol saldrá mañana a la hora que le corresponde.

El tiempo no existe, nos demostró Einstein. La muerte no existe, sólo es otra forma de la existencia, otro cambio de las infinitas transformaciones que ocurren en la materia, porque eso somos, materia. Es más, nada se crea y nada se destruye. Sólo se transforma. Pero mi hermano ya no estará jamás aquí ente nosotros. Bueno, pero queda su espíritu que es su obra. Dicen que hay otra parte, otro espacio más sutil donde se existe de otra manera. El mundo que vislumbramos cuando se sueña. Hay un Oriente Eterno donde se te ha de otorgar, como obra de arte que eres, mi hermano, lugar de privilegio.

 
 

 

 
         
     

Falleció el artista plástico y poeta

Iván Villaseñor
 
       
         
 
     
     
     
   
     
 

 

 
  Presentación del libro Cualquiera puede matar, portada: pintura de Iván Villaseñor.  
     
     
   
     
 

 

     
  Iván Villaseñor  
     
     
     
     
  D.F.  
     
     
 

 
     
 

Con el performancero El Reynito y Guillermo Gómez Peña, Chicalango.

 
     
     
     
     
 

 
     
     
 

https://www.facebook.com/ivan.villasenorcastaneda/

 
     
     

 

     
 

El tiempo no existe, nos demostró Einstein. La muerte no existe, sólo es otra forma de la existencia, otro cambio de las infinitas transformaciones que ocurren en la materia, porque eso somos, materia. Es más, nada se crea y nada se destruye. Sólo se transforma. Pero mi hermano ya no estará jamás aquí ente nosotros. Bueno, pero queda su espíritu que es su obra. Dicen que hay otra parte, otro espacio más sutil donde se existe de otra manera. El mundo que vislumbramos cuando se sueña. Hay un Oriente Eterno donde se te ha de otorgar, como obra de arte que eres, mi hermano, lugar de privilegio.

 

 
 
     
     
     
     
 

 
     
     
     
 

Coatlicue o la decadencia de occidente, pintura de Iván Villaseñor, portada del libro Demoníaca (Historia de una maldita perra) de Pterocles Arenarius.

 
     
     
     
     
 

Descanse en paz

 
     

Gracias por su visita

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