EL
ÁRBOL Y LA OBRA PÚBLICA
Por
Gloria Valencia Vargas
La época del Porfiriato tuvo sus claroscuros; por una parte, la desigualdad en
la población y el trato inhumano y esclavista que se daba a los sectores más
desamparados de la sociedad y, por el otro, la ostentación y progreso del país.
“El régimen porfirista quiere dar grande esplendor a la ciudad de México y si es
cierto que con ello realza la autoridad, en cambio merma la vida de la
república. Preténdese
proporcionar a la capital mexicana todos los aditamentos de una urbe y
compiten los ricos en la fábrica palacios...” (Valadés) Arnaldo Moya
Gutiérrez. Arquitectura, historia y poder bajo el régimen de
Porfirio Díaz Ciudad de México
Se construyeron calles anchas y modernas colonias. Se levantaron bellos
edificios “Art Nouveau”, sobre todo hubo el deseo de embellecer a
la ciudad con bellos monumentos y estatuas, fuentes en parques y paseos
arbolados que dieron el toque de elegancia a la ciudad de México y a las
capitales de los estados. Sobre lo anterior Arnaldo Moya Gutiérrez declara
acerca de las influencias externas en la arquitectura de la época:
“Corrientes estilísticas, como la arquitectura paisajista, habrían arribado a
México procedentes de Europa y de Estados Unidos. En la segunda mitad del siglo
XIX se consideran algunas propuestas para la creación de Jardines, ampliación de
avenidas y paseos arbolados…”
No solamente en los espacios urbanos, se exhortó a los gobernantes de todo el
país a plantar árboles para compensar “la horrorosa tala de árboles”
que se dio por la construcción de las vías del ferrocarril y la explotación de
las minas que usaba grandes cantidades de madera.
El estado de Hidalgo no fue la excepción, se plantaron árboles en las plazas y
calzadas, así como caminos rurales sobre todo a los caminos reales y para marcar
los linderos de ranchos y haciendas como lo explica José Cossío y Soto en
su libro Tulancingo Esbozo Histórico:
“…los hortelanos sembraban a las orillas de las zanjas muchos de los árboles
llamados Saus Lata (en mexicano Huexotl) porque no dan sombra y porque las ramas
tiernas son un mimbre que sirve para atar los manojos de verdura.
Los vecinos convirtieron las calles en calzadas que eran muy concurridas, sobre
todo en ciertas épocas del año. A mediados del siglo pasado un francés, don
Agustín Masse, compró la hacienda de San Antonio Zacuala, alias “Farías”, y
entre otras plantas llevó los sauces llorones que prosperaron muy bien y,
por los años de 1870 a 1874, los presidentes municipales se propusieron formar
unas calzadas con estos árboles con lo que hermosearon mucho el paseo y también
todos los caminos.”
En otras localidades del estado de Hidalgo la obra pública también contempla
la plantación de árboles como se escribió en unas cuantas líneas:
TELEGRAMAS DE LOS DISTRITOS
“Recibido de Metzquititlán. Sr Director del Periódico Oficial del Estado.
Durante la semana anterior, se hicieron en este distrito las mejoras siguientes:
Reposición de las casas municipales, de la alcaldía y caminos, plantío de
árboles en la alameda… Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo,
1885.”
Hoy pocos presidentes municipales que incluyen en sus proyectos calzadas
arboladas y nuevos parques y jardines, las pocas áreas verdes en algunos
fraccionamientos y colonias son invadidas por puestos, deshuesaderos y otros
locales. El árbol se ha convertido para algunos habitantes en un estorbo,
una molestia y un riesgo, olvidan sus grandes beneficios como son el
oxígeno que aportan, la retención del agua de lluvia, la protección del suelo
por la erosión, etc.
Hasta la
próxima.
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