MARÍA TRISTEZA
 

Al poeta Ulises Córdoba
 

Ya no estés triste, madre,
cuando ya no corran manantiales por tus venas,
cuando tu viento sea la última carga de monóxido
en tu pulmón herido por el crimen
y a tu pelambre le hayan rapado su rampante sabia,
nosotros, tus hijos que te amamos, 
seremos uno contigo, un solo bloque, un solo nudo,
un solo golpe en los pechos varios.
Estaremos contigo en medio del espanto 
amándote, buscando tu calor, dándote el nuestro
o quizás intercambiando nuestros fríos,
contigo pronunciaremos el último suspiro,
nos fundiremos en ti, María Tristeza
y juntos seremos todos y una misma adolorida piedra.

Roberto López Moreno 
13 de marzo de 2017 
San Cristobal de las Casas-Ciudad de México.
América