EL CORRIDO DE REVUELTAS
por Roberto López Moreno
En este 2023 se cumple un año más del fallecimiento de
José Revueltas. Sin duda Revueltas y Juan Rulfo son los
dos más grandes narradores mexicanos del siglo XX. Este
poema en forma de corrido fue leído por mí frente a la
tumba de Revueltas en el Panteón Francés de la Piedad,
en uno de los aniversarios de su fallecimiento. En esa
ocasión se encontraban presentes artistas, amigos
entrañables y parientes cercanos como Andrea Revueltas,
su hija; Gilda, su nieta; Philippe Cheron, uno de sus
biógrafos; Francisco Ramírez Santacruz, ensayista de su
narrativa; el dirigente Martín Dozal, excompañero de
celda de Revueltas; el exdirigente estudiantil Roberto
Escudero; el filósofo Joaquín Sánchez Mac Gregor; el
escultor Manuel Fuentes; el cineasta Julio Pliego; la
editora Maricela Terán y los poetas José Ángel Leyva,
Marco Antonio Campos, Jorge Lobillo y Evodio Escalante,
entre otros. En todo caso, el “corrido” sigue siendo
vida aunque hable de la muerte, porque vuelve a hacer
vivir al personaje en su epopeya para que la tradición
lo convierta así en “vida en espiral”, asumiendo ese
rasgo de la vida “permanente” del mexicano. Recurro al
“corrido” que escribí a Revueltas para homenajearlo hoy,
muy mexicanamente (como era él, mexicano universal).
Roberto López Moreno
LA MUERTE DE REVUELTAS
Año de mil novecientos
setenta y seis, por acá,
murió don Pepe Revueltas,
lo llevamos a enterrar.
Lo del “Don” es por respeto,
el Pepe es por hermandad,
cuerpo que va del combate
al panteón de “La Piedad”.
Esto que risa me da:
los mismos que lo mataron
lo quisieron enterrar
con puñados de palabras
de sonido “nacional”.
Pero su pueblo, don Pepe,
no permitió esa maldad.
Mire que linda su gente
cuando se poner a cantar.
Su fosa no es fosa abierta,
es pupila donde está
viendo a su pueblo de fiesta
que le vino a rescatar
de pie, con Rosaura al frente,
con Silvestre y muchos más.
Canta el trigo, la mazorca,
la tortilla junto al pan;
murió don José Revueltas,
le han querido manosear
con palabritas brillosas
oliendo a oficialidad
y no alcanzan a tocarlo...
y eso que risa me da.
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Con tu piel de cárcel ibas
caminando tu humedad,
¡Qué traje tan lastimado!
¡Qué llagas de soledad!
Bandera de sol herido,
eso fuiste, nada más,
voz y pulso de tu pueblo,
vena en rebeldía total.
Con verde cincel fincaste
el verbo que era en la cal
tu carne tan perseguida
velando la libertad.
Niño de sonrisa tierna,
hombre de duro metal,
en tu cuerpo estaba México,
hostia de azúcar y sal
Que papel aguanta el peso
-ahora cabe preguntar-
para escribir con tu nombre
la patria de tu verdad.
Moriste de pie, sin prisa,
en laico son nacional,
y estabas naciendo lumbre
en vientres de eternidad.
Te fue cubriendo la tierra,
lenta lentitud letal,
mas tu muerte se hizo mitin
para volver a cantar.
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¡Cómo luchó este Revueltas!
¡Como le gustó luchar!
¡Que viva José Revueltas!
corrido de no acabar.
Cantan el trigo, el elote,
los coches de la ciudad,
murió don José Revueltas,
le quisieron manosear
esos oradores hijos
de Malinche y de nagual
y no alcanzaron su cuerpo...
y eso,
...eso que risa me da.
Leído frente a la tumba de
Revueltas
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