Este año, 2016, se suspendió el Encuentro Latinoamericano de Escritores que hemos venido realizando en el estado de Hidalgo desde 2007, y la Semana Internacional de la Lectura en Hidalgo, desde 2012, no sin un dejo de tristeza aunque con la idea de retomarlo en el futuro.

Inicié esta labor con la asociación civil Culturalcingo, a la que contribuyó enormemente esta revista web, Tulancingo cultural, y a la que se sumaron diferentes instancias en 2007, primer encuentro del que surgió la Unión Latinoamericana de Escritores ULatE -idea que venía gestándose desde 2006 en Argentina-, pero los encuentros crecieron en escritores y artistas, en escuelas, instituciones y apoyos para tener como su mayor logro la promoción de la lectura y de la literatura.

Con más de 350 visitas de promoción de la lectura a instituciones educativas en este período (2007-2015), incluyendo las realizadas aparte de los encuentros, por esta promotora y escritores de la ULatE, es posible calcular tomando este número (350) –considerando 3 escritores y 3 talleres-charlas por visita (de 8:30 a 13 horas), en promedio–, que, sin lugar a dudas, se llevaron a cabo más de 3000 talleres-charlas-conferencias de promoción de la lectura –esto, sin incluir las presentaciones abiertas al público ni los concursos de escritura para alumnos en 2007 y 2008–, lo que significa un logro gigantesco y una satisfacción enormísima que da prueba fehaciente de que unidos podemos hacer grandes cosas, de que la colaboración hermana, sin pruritos individualistas, con el objetivo en la mira, alcanza altos bienes.

Con estos datos festejo este Día Internacional del Libro, honradísima de haber coordinado esta labor –que no había visualizado así hasta ahora–, y creo, sinceramente, que se ganó mucho, que la lectura aumentó, aunque no nos sea posible obtener pruebas tangibles de ello debido al minucioso trabajo que implicaría para un grupo sin recursos y que ha contribuído de manera voluntaria.

Saludo, felicito y agradezco a los cerca de 200 escritores y artistas que participaron, que regalaron parte de su tiempo, su esfuerzo y sus recursos económicos para llegar a los encuentros, a los maestros a los que vi trabajar con gran empeño en medio de muchas carencias por que estuviéramos en sus escuelas, a las instituciones y a particulares por sus apoyos económicos y en especie, a los alumnos su atención e interés, sus sonrisas, al público su presencia, sus aplausos.

Cristina de la Concha